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¿Cómo impactará el "IPO" del América a la industria en Latinoamérica?
Hola, soy Aldo Sales, y esto es Playbook, el newsletter con las historias más relevantes sobre los negocios, decisiones y gente clave que mueven los hilos del deporte mundial.
¿Cómo impactará el “IPO” del América a la industria en Latinoamérica?
Leer este artículo te tomará: 5 minutos
Si lees este artículo podrás responder las siguientes preguntas:
¿Cómo se financió la construcción del Estadio Azteca en la década de los 60?
¿Cómo se compara la derrama económica para México durante el siguiente mundial con el mayor evento deportivo en el país actualmente?
¿Cual ha sido el comportamiento de la acción de Ollamani en sus primeros días de cotización?
¿Qué impacto en la industria deportiva latinoamericana puede tener esta estrategia?
Este episodio de Playbook es presentado en colaboración con:
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Ahora si…
Es casi imposible encontrar argumentos para refutar que el Estadio Azteca lidera la lista de los estadios más relevantes en la historia del futbol mundial. Quizás le siguen de cerca Wembley, La Bombonera o Maracaná, pero ninguno puede contar que vio a Pelé y Maradona coronarse campeones del mundo, que fue testigo de la famosa (infame) “manos de Dios” y que será sede de 3 inauguraciones de copas del mundo.
Y justo aquí es me quiero detener un poco.
El estadio, que forma parte ya de la cultura mexicana, es casi el mismo que en 1970. Niños que se sentaron en esas gradas para ver a Brasil coronarse son ya abuelos, los vestidores que recibieron a Pelé en el medio tiempo de aquella final no han cambiado gran cosa y si bien ha habido inversión en zonas de palcos, restaurantes y prensa, el estadio aún se encuentra alejado de los estándares de calidad que hemos visto en estadios de mundiales recientes (y no se diga de los estadounidenses con los que, naturalmente, se le comparará en 2026).
Así que esta semana, Emilio Azcárraga Jean y compañía ejecutaron una estrategia pionera en latinoamérica y que, sin duda alguna, sentará las bases de una nueva institucionalización en el futbol mexicano, pero que conlleva una serie de retos importantes también.
Vamos por pasos.
Fue en 1956 cuando Emilio Azcárraga Milmo, tras haber sido solicitado a transmitir en Telesistema Mexicano (ahora Televisa) un partido del Campeonato Panamericano de Futbol porque los espectadores ya no cabían en el estadio de C.U., se dio cuenta del potencial que tenía el futbol en el país. Tres años después, decidió comprarle el América a Isaac Bessudo, entonces dueño de la refresquera Jarritos por sólo $425 mil pesos mexicanos ($25mil usd aprox) y construirle un estadio monumental con mayor capacidad, y apto para ser sede de un mundial, para el cual elegiría Pedro Ramírez Vásquez como arquitecto y financiaría a través una estructura peculiar:
Una sociedad con el Atlante y el Necaxa a través de la cual cada equipo destinaría el 20% de sus ingresos para pago de capital e intereses de la deuda contraída.
Vendería 568 palcos privados (real estate dentro del estadio) para financiar parte de la construcción.
A partir de ese momento, apostó gran parte del crecimiento de Televisa a un triunvirato que hacía mucho sentido: el América y la televisión se alimentaban mutuamente, y el Estadio Azteca ponía al futbol mexicano en la escena internacional.
El futbol en México había explotado.
Y adicional al enorme impacto económico e influencia social que tiene la Liga MX, el ser anfitrión de una Copa Mundial de la FIFA es un negocio que se cuece aparte. Según The Boston Consulting Group, México espera una derrama económica superior a los $1,860 millones de dólares por ser anfitrión de sólo el 12.5% de los partidos del próximo mundial, o lo que es el equivalente a más de 2x lo generado por el Gran Premio de la Fórmula en la Ciudad de México.
Y para ello, hay que estar listos.
Es por ello que el histórico Estadio Azteca, recién seleccionado para ser la sede de la inauguración del mundial, es puesto de nuevo ante un esquema de financiamiento muy especial, como en la década de los 60 pero con la diferencia de que ahora no sólo serán los dueños de otros equipos quienes puedan participar de la sociedad, sino la afición y el público inversionista en general. Y para hacerlo más interesante, Televisa decidió no sólo incluir al estadio sino formar una empresa llamada Ollamani, una escisión de Grupo Televisa equivalente al 8% del total de ingresos en 2023, que incluyera la división editorial, la de juegos y, si, al hijo pródigo: al Club América.
El pasado martes debutó en la Bolsa Mexicana de Valores, con el ticker “ÁGUILAS.CPOs”, emitiendo 340,621.8 millones de acciones de forma directa a un precio de salida de $11.50 mxn ($0.67 usd), mismo que creció un 156.78% para cerrar la sesión de ese mismo día en $29.98 mxn ($1.76 usd), representando un incremento en el valor de capitalización de la compañía de $2,152 millones de pesos ($127m usd).
En un día.
De esta manera, la empresa que, por cierto, en su consejo tiene a Ferran Soriano de City Football Group y a Adolfo Babatz de Clip, se financia para hacer frente a una necesaria remodelación del Estadio Azteca que se calcula cuesta cerca de $150 millones de dólares, y para lo cual han anunciado la venta de los derechos del nombre del recinto al banco BBVA por $100 millones de dólares, mismo nombre que, por cierto no podrá ser mencionado durante el mundial por la política de “estadios limpios” de FIFA. Pero la apuesta del banco es a largo plazo. Y para efectos de comparación con los otros dos estadios mexicanos que albergarán partidos del mundial:
Estadio Akron (Guadalajara) - Costo de construcción: $200 millones de dólares - Capacidad: 46 mil personas - Naming rights: $20 millones de dólares
Estadio BBVA (Monterrey) - Costo de construcción: $200 millones de dólares - Capacidad 51 mil personas - Naming rights: $35 millones de dólares
Esta jugada hace que el equipo más grande de México (le pese a quien le pese) con más de 40 millones de fans en México y Estados Unidos, y que factura alrededor de $2,500 millones de pesos al año ($147m usd) se una a un portafolio de propiedades de alto valor para llevar al Estadio Azteca al nivel de calidad que exige la actualidad pero, sobre todo, para dar el primer paso hacia una era de institucionalización del deporte como negocio en América Latina.
Y bueno, no todo será sencillo. Vienen retos de reporte de información y transparencia que probablemente obstaculizarán decisiones de compra de jugadores, pero lo que es un hecho es que han trazado en LATAM un camino que otros, pronto, andarán.
Principales puntos de impacto, a mediano plazo, en la industria:
Mayor pulverización del control económico de los clubes.
Mayor responsabilidad en la toma de decisiones financieras.
Mayor accountability de los resultados deportivos.
Mayor disciplina en el manejo de la información.
Mayor valuación por equipo y por liga.
Al cierre del mercado este viernes, “AGUILAS.CPO” cotizaba 28.03 pesos ($1.65 usd), lo que representa una incremento de casi 3x para quienes invirtieron el día del martillazo, y aunque se especula que el precio intrínseco al que se acabará ajustando la acción es de $17 pesos ($1 usd), lo que es un hecho es que se trata de una acción que será altamente transaccionada.
¿Cuál será el equipo que le siga en México o Latinoamérica?
La opinión de Playbook
Aplaudo la valentía de Emilio Azcárraga y equipo de “sacar” de la panza de Grupo Televisa a aquello que hizo crecer a la empresa al nivel de liderazgo que goza actualmente, sabiendo que esa autonomía operativa puede permitir a dicha división fortalecerse aún más, pero compartiendo el beneficio con la afición y público inversionista. Muestran una mentalidad de negocio “menos latina” y “más global” porque la institucionalización, aunque genera muchos beneficios en la industria, de inicio duele y cuesta dinero.
El futbol en México que es todavía propiedad de grandes dueños y grandes empresas está dando el primer paso a una nueva era de mayor profesionalización y menor control totalitario.
Y de pilón, nos quedamos con un estadio digno de lo que representa.
Y tú, ¿qué opinas?
Gracias por estos 5 minutos, ¡nos vemos la próxima!
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